La del transformador de Madre Vedruna es una historia de más de treinta años de ruidos y temor por las consecuencias que la instalación pueda tener para la salud. Está situado en los bajos de un edificio de viviendas, cuyos vecinos llevan lustros denunciando múltiples molestias. Uno de ellos, incluso, se tiene que marchar al pueblo cuando aumentan los ruidos, porque lo suyo es «un sinvivir».
La Asociación de Vecinos Alcántara llegó a pedir en su día firmas para la salida de la instalación, y la respuesta de Iberdrola fue que estaba dispuesta a su traslado, siempre que le proporcionaran otro espacio adecuado y los interesados corrieran con los gastos. De ahí que en la pasada Junta de Distrito no le extrañara a Alcántara la falta de respuesta positiva de la compañía a sus últimos requerimientos. Ahora espera que el Ayuntamiento pueda aportar alguna solución.
Prosiguen los problemas con el transformador del número 16 de Madre Vedruna. Por esa razón, Alcántara pidió a la Junta de Distrito que preguntara a las autoridades competentes si cumplía con todos los requisitos legales. La respuesta de la Junta, explicó el edil de Participación Ciudadana, Antonio Guijarro, es que hay autorización administrativa y se ajusta a la normativa. Además, los técnicos de la propia compañía han estado midiendo y han visto que todo está correcto.
Eso no es suficiente para los vecinos, y el portavoz de Alcántara, José María Jiménez, ha pedido que sean los técnicos municipales los que hagan las revisiones. Si es necesario, tienen abiertas las viviendas de los vecinos afectados para que comprueben los niveles sonoros. Eso sí, advirtió que no se debe avisar a la compañía, «no sea que ese día nos quedemos sin luz en todo el barrio». Guijarro ha recogido el guante y, por el momento, se ha comprometido a estudiar la documentación de la Junta y ver si se puede hacer alguna actuación desde el Ayuntamiento para ayudar a los vecinos.
Calle de los Toreros. Además, la Asociación de Vecinos ha reiterado su petición para que se soterre el cableado aéreo que va sobre los número dos y cuatro de la calle de los toreros. Se trata de cinco cables que están «pelados», y que cuando hay mucho viento chocan y provocan chispazos. Además, en el lugar en el que estos cables se unen a la vivienda y bajan al suelo, se han desprendido parte de la cornisa, por lo que en estos momentos hay unas vallas que impiden el paso como medida de seguridad.
Hace ya unos meses que Alcántara solicitó en la Junta de Distrito que se renueven esos cables o, mejor, se soterren. Hasta el momento, Iberdrola no ha respondido al requerimiento municipal, y la Asociación de Vecinos ha insistido en la necesidad de una solución definitiva. Los técnicos municipales, explica Guijarro, han comprobado que es posible hacer la actuación, y así se lo ha trasladado el Ayuntamiento a Iberdrola.
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